dissabte, 11 de febrer del 2017

Diosas (Joseph Cambpell) CAPÍTULO VI LA ILÌADA Y LA ODISEA. REGRESO A LA DIOSA

CAPÍTULO VI LA ILÍADA Y LA ODISEA. REGRESO A LA DIOSA
La Ilíada es un mundo indoeuropeo masculino, pero en la Odisea, regresamos a lo femenino. Samuel Butler opina que la Odisea fue, probablemente, escrita por una mujer. Si la Ilíada es búsqueda de objetivos, la Odisea es enseñanza de la vida.
Circe la seductora, Calipso la esposa y Nausícaa la virgen. Tres diosas, Afrodita, Hera y Atenea son la causa de la guerra.

Afrodita: impulso erótico: Circe
Hera: madre y esposa: Calipso
Atenea: dios virgen nacida de Zeus: Nausícaa

París, con desprecio patriarcal, ha de escoger su propio camino. Tras la lucha masculina por el botín, por la rubia, Odiseo regresa con 12 (número mitológico) naves. Sus hombres violan todo lo que pueden y los dioses ven, que en esas condiciones, no pueden regresar con sus mujeres sin una expiación. Así llegan a la isla de los Lotófagos y entran en un mundo mistérico. Odiseo es ayudado no por Ares o Zeus, lo es por Hermes que acompaña a las almas para su renacimiento en la vida eterna. Las tres diosas, menospreciadas por Paris, le ayudarán a regresar con Penélope.
Las tres ninfas y Penélope coinciden en el uso del tejido y eso las vincula con Māyā, la tejedora del mundo de la ilusión.
La marca de Odiseo en la rodilla fue causada por uno de sus 360 (antigua duración oficial del año) jabalíes. Un jabalí causó la muerte de Adonis, Diarmuid -héroe irlandés- también murió así, Osiris murió a manos de Seth que había salido a cazar jabalíes.
Jane Harrison propone una interpretación diferente del juicio de Paris: debe escoger cual será su sakti, la energía de determinará su vida.

La Ilíada:
Helena y su esposo Menelao, probablemente, eran deidades de Esparta. La literatura de los siglos VII y VI a.C. los convierte en mortales. Cuando Menelao pierde su propiedad (Helena) pide ayuda a su hermano Agamenón y se monta la expedición de rescate a Troya. Odiseo intenta escaparse fingiéndose loco. Su engaño queda evidenciado y tiene que ayudar a Agamenón para fichar a Aquiles puesto que sin él no se podrá ganar la guerra.
Se preparan los barcos pero no hay viento. Las tropas de Agamenón han sacrificado a una liebre preñada y han ofendido a Artemís. El sacerdote Calcante indica que es necesario un sacrificio humano. Agamenón ordena que vayan a buscar a su hija Ifigenia. Cuando acaba la guerra, Clitemnestra, su esposa, matará a Agamenón. (Eurípides la salvará, pero Homero la sacrifica).
El respeto es tanto para griegos como troyanos. Héctor, es más héroe que Aquiles. Más tarde, Esquilo, que luchó contra los persas, les respeta en Los persas. Es una característica de la literatura griega. Homero coincide con la escritura de El libro de los jueces, donde los semitas tratan bastante peor a sus enemigos.
Aquiles, dolido por el episodio de Briseida, accede a luchar tras la muerte de Patroclo. Héctor le contesta a su mujer Andrómaca que tiene que luchar, que forma parte de su destino. En la misma época, en el Bhagavadgītā dentro del  Mahābhārata, Arjuna duda de entrar en combate puesto que tiene maestros a ambos lados. Kṛṣṇa le convence de que la historia ya está en marcha y tiene que participar. Es un yoga para la guerra: cumplir el deber sin miedo ni ansiedad por el resultado.
Aquiles rodea las murallas de Troya arrastrando a Héctor. Hay quien lo ve como acto de crueldad y quien lo ve como un rito para romper la magia de las mismas. Príamo, padre de Héctor pide a Aquiles la devolución del cuerpo.
Tras el episodio del Caballo de Troya, se produce el nostos, el regreso, tema muy frecuente en la literatura griega. Helena regresa con Menelao. Agamenón vuelve y da paso a un ciclo de asesinatos: Clitemnestra mata a Agamenón y Orestes mata a Clitemnestra. La decisión de Orestes es patrilineal. Lo matrilineal ha quedado en el mundo rústico (pagani) mientras que lo patrilineal ha sido traído a Atenas por los indoeuropeos aqueos. Apolo y Atenea, patrilineales, perdonan a Orestes y calman a las Furias -ctónicas y matrilineales- con el sacrificio de un cerdo. No se sacrifica, como es habitual en los pueblos indoeuropeos una vaca o un toro. El sacrificio del bóvido es compartido entre hombres y dioses; en cambio, el cerdo, en holocausto (quemar por completo) es reducido a cenizas, que, junto a su sangre, se esparce por el suelo solo para la Diosa.

La Odisea
Odiseo ha de regresar -nostos- dignamente con su esposa. Así sería una iniciación en recuperar el respeto al poder femenino que se perdió con el juicio de Paris.
Otra iniciación es la de Telémaco que ha de ir hacia el mundo paterno que desconoce.
La tercera iniciación es la de Penélope en luchar para seguir siendo esposa.
Tras las violaciones cometidas por sus tropas en Ísmaro, los dioses consideran que Odiseo no puede regresar así con su esposa y ha de expiar los crímenes de su tripulación. Tendrá que aplacar a Afrodita, Hera y Atenea en la figura de Circe, Calipso y Nausícaa. El respeto a las tres diosas es un modelo de integración entre las tradiciones patrilineales y matrilineales.
Desde el episodio de los lotófagos, Odiseo entra en un mundo onírico, en el mundo del subconsciente, de la búsqueda de sí mismo.
El primer poder es el guardián de la puerta: Polifemo con un solo ojo (el ojo del toro), puerta angosta que se ha de atravesar para la iniciación. El nombre de Odiseo es Nadie, puesto que tiene que desprenderse de su identidad para la nueva vida. Odiseo escapa junto a un carnero, símbolo solar. Deja su identidad y se identifica con lo espiritual, con lo solar y viaja a la Isla del Sol.
Cuando llega a la isla de los Vientos, Eolo le agasaja y le regala odres con viento para llegar hasta Ítaca. Odiseo se queda dormido y el “ello” freudiano de su tripulación quiere ver que hay en los odres. Es un ciclo maníaco-depresivo: cree que es divino pero no lo es. Ha de conseguir el término medio. Eolo no les vuelve ayudar y van de lo alto a lo ínfimo: llegan al país de los caníbales lestrigones. Pierde todos los barcos excepto uno.
Llegan a tierra de la primera diosa: Circe-Afrodita. Hermes le ayudará y Odiseo se encontrará con una mujer a la que no puede derrotar pero que no le puede derrotar a él. Llega a un equilibrio. Cuando sus hombres abandonan la forma de cerdo, son mejores que antes.
Circe le inicia en el inframundo. Allí todos son bidimensionales excepto Tiresias, justamente el único que ha sido hombre y mujer. Hera lo dejó ciego por revelar que la mujer disfruta más con el acto sexual pero Zeus le dio el poder de la profecía. Así Tiresias le ayudará en su reconciliación. Odiseo informa a Circe de que ha aprendido la lección de que el hombre y la mujer son, trascendentalmente uno.
Ahora Circe, hija del Sol, le indica que le mostrará los riesgos del viaje a la Isla del Sol.
Las sirenas: su canto es (valga la redundancia) encantador. Es la misma experiencia que vivió el astronauta del Apolo IX Rusty Schweickart, la misma que tuvo Santo Tomás de Aquino a mitad de su Summa Theologica. Odiseo quiere experimentarla sin estrellarse en las rocas. Por cierto, en una moneda del V a.C. aparece una sirena con cola de pez en lugar del modelo clásico con cuerpo de ave.
Escila y Caribdis: Escila era la solidez de la lógica y Caribdis el abismo del misticismo. La única solución es ir por el medio.
Llega a la Isla del Sol, morada de Febo Apolo. Lo material, preocuparse por comer, no tiene sentido. En su isla no se pueden comer sus bueyes. Sus hombres lo hacen, Apolo se queja a Zeus y Zeus hunde el barco. Solo queda vivo Odiseo que llega a la isla de Calipso. Allí los poderes masculino y femenino se equilibran y Odiseo solo piensa en volver con Penélope. Hermes le ordena a Calipso que le deje marchar.
En el viaje, Poseidón, padre de Polifemo, intenta hundirlo pero Atenea le ayuda a llegar a la isla de los Feacios donde lo encuentra Nausícaa.
Nausícaa lo lleva en presencia de Alcínoo y Odiseo responde su verdadero nombre. Ya no es Nadie. Mientras Nausícaa se da cuenta de que “no es para ella” Odiseo relata su historia.
Alcinoo le proporciona un barco que lo deja dormido en la playa de Ítaca.
Mientras Penélope, como la luna, ha estado tejiendo y destejiendo y los pretendientes le exigen que despose a uno de ellos. En esta tradición Odiseo es el sol masculino y Penélope la luna femenina.
Atenea ordena a Telémaco que busque a su padre y lo dispone así para ser iniciado en su rol patrilineal. Telémaco visita a Nestor y a su regreso, avisado de que los pretendientes quieren matarlo llega a la cabaña ctónica del porquerizo Eumeo.
Cuando Odiseo es reconocido por su vieja criada Euriclea, Penélope cede a la presión y anuncia que se casará con aquel que haga pasar su flecha entre las doce hachas. Solo Odiseo, disfrazado de mendigo, lo consigue. Como el sol acabado de salir, lanza sus flechas contra los pretendientes y los mata a todos.

En la misma época, en la India, el Kena Upanisad narra la llegada de una diosa, Māyā que presenta a los dioses a Brahma siendo una diosa con poder revelador.

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